Palabras o sin

Dado mi interés por el tema del «Holocausto» o «Shoá» me enteré que acababa de ser publicado un libro de relatos breves del premio nobel Ivo Andric titulado «Café Titanic (y otras historias), publicado por la editorial Acantilado. De la narraciones publicadas una, debo confesarlo, ha penetrado profundamente en mi mente; se trata de lque tiene por título «Palabras». Trata de un joven que en un viaje se tropieza con un individuo que responde a la idea que quien solo desea hablar, poco importa que le escuchen pues poco importa lo que le puedan decir los demás. Habla y habla por lo codos y tanto si se le presta atención como si no, da igual. Extractamos esta idea «Uno lo observa y escucha y se pregunta cómo logra hablar tanto sin decir nada, cómo no se le traba la lengua, cómo no se le gasta el paladar y no se le embota los dientes de delante» […] ¿De dónde brota esa cascada inagotable de palabras?¿Para qué sirve?¿En qué cosa útil podría emplearse? ¿Qué son las palabras para la gente? ¿Qué deberían ser? Las palabras. Sí, las palabras»  Por otro lado, él mismo recuerda cuando alojado en París, conocío a un anciano matrimonio, ideal por demás, pero que encerraban un ¿terrible? secreto. ¿Cuál? «Más de treinta años hemos pasado juntos, mi difunto esposo y yo. Y han sido treinta años de silencio. Ya ve, ahora soy incapaz de acordarme de que me haya dicho algo salvo cosas indispensables relativas al trabajo y detalles de la vida cotidiana. [..] Hemos pasado la vida el uno al lado del otro en silencio» Cuan cierto es que hoy la gente tiene tan poco que decirse, sobre todo si se encuentra frente a frente. Muchas veces se instala un frío silencio. Por otra parte, hemos reparado que cada vez que salimos a la calle no tropezamos con innumerables personas que hablan, cuando no vociferan por su teléfono movil. Hablan y hablan como cotorras, pero seguro que cuando llegan a su hogar, no saben que decir. La costumbre de hablar sin ningún interlocutor visible hace más fácil – y penosa- la comunicación. Si a ellos sumamos los que van inmersos en sus mp3 e Ipod, podemos decir que estamos viviendo en la sociedad del autista, cada uno a lo suyo sin importar nada los demas. Triste sociedad.

LA ESTRELLA DE DAVID

En estos días cuando la mayoría de las personas se manifiestan contra la actuación de Israel contra Hamas, un servidor lucirá en su solapa la bandera de Israel; no será una estrella amarilla sino azul, pero es posible que me sienta como aquellos a quienes la inmensa mayoría de la humanidad dio la espalda hace más de setenta años. ¡Qué frágil es la memoria!

Navidad, dulce Navidad

Si un recuerdo vive en la memoria sin duda alguna es el del tiempo pasado durante nuestras Navidades de la infancia. Cuando uno se acerca peligrosamente a la «L» – y no precisamente de novato- no puede por menos que a la vista de la luces intermitentes del árbol o de las guirnaldas, la mente regrese a  tiempos pasados. Como me crié en una familia de las que hoy se llamarían monoparentales -me quedé huerfano a la edad de nueve años- y la economía no era precisamente muy boyante era durante estos días cuando se podía uno permitir un algún que otro lujo. Hoy, cuando tenemos a.D.g. a nuestro alcance lo que por aquel entonces era un «lujazo» y el problema ya consiste en devanarnos los sesos por ver que delicatessen ponemos en la mesa, uno no puede por menos que desear revivir el recuerdo del plato de entremeses fríos; diferentes lonchas de fiambres de los llamados navideños como aquel que tenía en el centro su rodaja de huevo duro y otros de diferentes formas y sabores. Cuando después de almorzar se sentaba frente al televisor, recordemos que solo teníamos una cadena, y esperaba con creciente excitación que programa nos pondrían. ¿Sería un capítulo nuevo de Disney? ¿Viviríamos las aventuras de Daniel Boone, mientras nos merendábamos unas mandarinas? O cuando estas fiestas iban tocando a su fin y la noche de reyes había pasado y nos habían dejado los regalos, vuelve a nuestra imaginación cuando después de la cena, uno se iba a la habitación, la sala y alcoba de la abuela, y arrebujado bajo las mantas para protegerse del húmedo frío del invierno barcelonés, leía con deleite aquellos tomos de cuentos de tomados de las peliculas de Walt Disney. Un tomo azul celeste, otro de color rojo, aún otro de azul oscuro y junto con cuentos tan conocidos como Peter Pan podía disfrutar como aquellos cuentos ambientados en el Oeste. No deja de ser paradójico que frente a la abundacia no podamos dejar de pensar en aquellos días de nuestra infancia, nido de nuestros sentimientos y emociones, aun cuando como en mi caso fuera una familia de lo más humilde, sino pobre. Pero lo cierto es que aunque nuestra familia no sea aquella que posiblemente hubieramos escogido también es cierto que tampoco hay otra por la cual la cambiaríamos, yo por lo menos.

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Madrid -bombardeada- en la voz de Ana Belén

¡Qué emotivo poema para Madrid asediado! ¡Qué emotivo en la voz de Ana Belén!

«Madrid  y bajo las bombas»

Ah! y nosotros estuvimos ahí.

Concierto homenaje a los presos republicanos

Bonita canción y simpático videoclip

Alejandro Fernández – «Eres»

Cuando la enfermedad tiene cara.

Todos, todos, sabemos que existen las enfermedades y hay personas, que no gente, las sufre y padece; pero a veces algunas de ellas cobran relevancia cuando un rostro conocido y por ello accesible a la mayoría las padece.

En especial cuando esa persona, casí de incognito, la ha ido sobrellevando y sólo cuando no puede ya pasar desapercibida lo comunica.

Por ejemplo, en esta semana hemos sabido del cáncer -que terrible palabra- que padece Joan Baptista Humet.

Cantante, nacido en Navarrés -pueblecito valenciano al ladito de Bolbaite que fue donde nació mi abuela materna- que fue popular a principios de los ’80 por canciones como «Clara».

Como él habrá muchos, demasiados quizás, pero sería bueno que todos aquellos que sufren y padecen alguna enfermedad tomaran su rostro y con ello el cariño y la solidaridad que todos los enfermos merecen.

Emotiva la entrevista que aparece en «El Periódico de Catalunya»

Se planean próximos conciertos homenaje al cantante, entre los que se han ofrecido Víctor Manuel y Ana Belén.

«Consecuente»

Son muchos los que saben mi filia por todo lo que tiene que ver con el pueblo judío y la cultura de ese país. Soy un enamorado de su cultura, la música y el idioma, la literatura y la gastronomia. En fin que se la va hacer. Pero como tampoco soy ciego y algo que valoro muchísimo en la personas es el ser consecuentes, no puedo por menos que desde este mi lugar hacer saber de la noticia que apareció ayer en el «El Periódico de Catalunya» sobre las tropelías que en algunos casos realiza el ejercito israelí.

¿Será verdad que en algunos casos los perseguidos se vuelven perseguidores? Véase la Iglesia Católica.

Dejé el enlace para quien quiera leerlo.

Dejarán o por lo menos se meterá mano en el asunto para evitar más situciones como esa.???

«Soldados israelíes graban en video los maltratos a un palestino»

La música de las lenguas

En un momento determinado de la espléndida película «La banda nos visita», la hospitalaria Dina -israelí- le pide a Fawti -egipcio- que le hable en árabe para oir como suena, su musicalidad. Particularmente me gustó, hasta me emocionó, ese corto pasaje de la película, por que en el tiempo en que vivimos se hace raro que alguien vea en otro idioma que no sea el suyo algo positivo; no obstante también puedo asegurar que muchos de los que me rodean no son de esa opinión. Parece como si los lenguajes tal y como era la intención de Dios en Babel -maldita torre- sirviera para separar a las personas, cuando en realidad deberían servir para acercarnos a nuestro semejante.

Película que invita a la reflexión y a meditar sobre nuestra postura con respecto a los demás.

Sirva para abrir el interés el tráiler de la película.

Confesiones de una presidenta de Comunidad

Ya tuvo su parte de escándalo la tan traída y llevada fiesta de la inauguración de los Teatros del Canal de Madrid, por otra parte una inauguración al estilo de los Hospitales de la misma Comunidad; sirve para promocionarse y están totalmente por acabar -para impacto, la foto de un cadáver junto a una carretilla de un obrero-, de manera que dentro de unos meses se puedan volver a inaugurar por estar ya totalmente terminados (¿?). Pero a lo que íbamos. Después de la tranquilidad de unos días sin que se pasasen por las narices del contribuyente el valor del catering, de los obsequios, del espectáculo, del …, del … hasta subir a la cantidad que a todos nosotros nos pertubó, 400.000€, va y se descuelga «la presi» en la cadena SER y recogido por el periódico ADN largándonos: «Me enteré tarde del coste de la fiesta del Canal». Traigan ese medicamento que sirve para quitar el cerumen del oído, por que debo de no haber oído bien. ¡¿Qué se entera tarde?! Me se agolpan tantas preguntas por hacer que mis conexiones sinápticas empiezan a echar humo. O no se le presentan los presupuestos o no los lee. Tan grave es uno como lo otro. ¿No tiene gente competente para ayudarla a saber seleccionar lo mejor y que no resulte un gasto tremendo para el contribuyente para beneficio de unos pocos?. Con expresiones como ésta, uno llega a comprender aquello que dijo con anterioridad de que no llegaba a fin de mes. Claro que si ella no llega, será su único problema, pero si como responsable de las cuentas de la Comunidad dispendia el dinero de esa manera los perjudicados somos todos los madrileños. Por otra parte, dichos teatros son, o me lo imagino yo, una copia de la actitud faraónica que tuvo en su día Jordi Pujol, con el Teatre Nacional de Catalunya. Recordemos que al frente también ha puesto a un catalán. La pregunta es de rigor: ¿cómo acabarán el uno y la otra? Qué Dios reparta suerte y a todos nosotros nos pille confesados.

Otra de «Camila»

Coleccionista de canciones